Han perdido 800 socios a lo largo de la última década
El fenómeno de la despoblación y la falta de relevo generacional hacen mella en las cooperativas agrarias ancladas en el ámbito geográfico de La Rioja, aunque su estructura económica se mantiene en líneas generales «saneada». Es la principal conclusión del Plan Estratégico elaborado por la Federación de Cooperativas Agrarias de La Rioja (Fecoar) que integra 26 sociedades, 24 de ellas bodegas. El diagnóstico refleja de esta manera que a lo largo de la última década las cooperativas han perdido una media de 32 socios (algo más de 800 entre las 26 de Fecoar), si bien, la facturación en estos diez años se ha incrementado en cerca de un 20%. Un dato éste último que permite a Julián González, gerente de Fecoar, hablar de «estructuras económicas en su mayor parte saneadas».
Más aún teniendo en cuenta que el 57% de estas sociedades constituyen el principal motor económico de los municipios en los que radican. Y más aún, valorando los 330 empleos que generan de forma habitual las 26 cooperativas, sin contabilizar los puestos de trabajo de carácter eventual en épocas de campaña.
Fecoar aglutina actualmente a 6.000 socios que tienen en propiedad 16.500 hectáreas destinadas a explotación. En este sentido, el 71% de las cooperativas integradas en la Federación ostentan la capacidad de ampliar su masa social. Y es que la despoblación del medio rural y la falta de relevo general preocupa en el seno del sector cooperativista agrario y «la tendencia se está acentuando», señala García. Es una realidad que se manifiesta también en la edad de los socios. «Solo el 9% de los cooperativistas tiene menos de 40 años, es decir, el 91% está por encima de esa edad, y solo el 16% de los puestos rectores está por debajo de los 40». Y en el caso de los presidentes de las sociedades, se reduce al 7%.
Un diagnóstico que apunta directamente al mal endémico que azota con intensidad al medio rural y al que no son ajenas las cooperativas. O dicho de otra forma, «no se pierde producción pero hay menos gente», sintetiza Fernando Ezquerro, presidente de la Federación de las Cooperativas Agrarias.
En cualquier caso, Fecoar proyecta sensaciones de fuerza y aguante. «No hay ninguna cooperativa integrada en Fecoar en riesgo de cierre». Sin embargo, tampoco renuncia a exponer en su plan estratégico las debilidades y las fortalezas en aras de definir con sinceridad unos pilares de presente que contribuyan a sustentar el futuro. Entre los puntos débiles, al margen ya de los propios del medio rural, surge el descenso de la rentabilidad en el campo. «Muchos jóvenes con estudios apuestan por otros» quehaceres, detalla el gerente de Fecoar, quien admite también que «el trabajo agrario es duro y los jóvenes no tienen la mentalidad hacia el trabajo que había antes».
Masa vegetal invariable. Sin embargo, la masa vegetal de las cooperativas no desciende. De hecho el diagnóstico de la Federación refleja de media un incremento de 8 hectáreas en la última década, es decir, sin variaciones significativas. Ahora bien, como en toda media, unas cooperativas ganan más y otras pierden más.
Otro de los datos que arroja el exhaustivo diagnóstico desarrollado por la Federación de Cooperativas Agrarias de La Rioja apunta a su inmersión en los tiempos del enoturismo. De hecho, el 71% de las sociedades realiza algún tipo de actividad en este sentido y el mismo porcentaje, según los datos recogidos en el Plan Estratégico, «realizan actividad de embotellado y comercialización de vino».
Por otro lado, más de la mitad de las cooperativas integradas en Fecoar han desarrollado algún tipo de transformación de cara a la modernización de sus instalaciones e incluso el 86% de ellas dispone actualmente de página web.
Por otra parte, la edad media de las cooperativas asociadas a la Federación asciende a 43 años, es decir, la más antigua data de 1.943 y la más moderna del año 2000.
Con todo, el Plan Estratégico desarrollado por Fecoar tiene por delante un amplio abanico de proyectos, en fase de estudio, con los que se pretende afrontar un futuro que abre puertas a una incertidumbre similar al del resto de bodegas de la Denominación de Origen Calificada Rioja. A nivel general, detalla García, «nuestros problemas son los mismos que los del resto de empresas vitivinícolas».