La bodega Mayor de Migueloa ha recuperado en el mismo corazón de Laguardia el latido de antaño. El pulso de cuando el vino se elaboraba intramuros, con un carácter evidentemente artesanal y bajo los cánones del saber de sus gentes.
En el corazón de un municipio amurallado y anclado en plena Rioja Alavesa, Bodegas Mayor de Migueloa apostó, hace ya años, por devolver a la villa su origen y su tradición en la elaboración de caldos. Devolver a Laguardia el olor que emanaba allá por los años cincuenta de una actividad habitual y arraigada en el municipio y que hoy día se desarrolla en el Palacio de Viana, un edificio del siglo XVII declarado Monumento de interés histórico y cultural
por el Gobierno del País Vasco y que ha conseguido integrar sin divisiones,
bodega, hotel y restaurante. Bodegas Mayor de Migueloa ha recuperado en el mismo
corazón de Laguardia el latido de antaño. El pulso de cuando el vino se
elaboraba intramuros, con un carácter evidentemente artesanal y bajo los
cánones del saber de sus gentes.
En el corazón de un municipio amurallado y anclado
en plena Rioja Alavesa, Bodegas Mayor de Migueloa apostó, hace ya años, por
devolver a la villa su origen y su tradición en la elaboración de caldos. Devolver
a Laguardia el olor que emanaba allá por los años cincuenta de una actividad habitual
y arraigada en el municipio y que hoy día se desarrolla en el Palacio de Viana,
un edificio del siglo XVII declarado Monumento de interés histórico y cultural
por el Gobierno del País Vasco y que ha conseguido integrar sin divisiones,
bodega, hotel y restaurante.
Una combinación de ingredientes en los que la familia Gutiérrez, ha puesto todo el empeño, todo el esmero, toda la pasión y todo el esfuerzo necesario para dar forma a un proyecto que permite disfrutar de la auténtica tradición vinícola de la villa. Todo se funde en un proyecto ilusionante, con mucho sabor a la esencia auténtica que acompañaba hace décadas a la elaboración de vino y que actualmente solo se desarrolla íntegramente en Bodegas Mayor de Migueloa.
Llevar todo el proceso a la propia casa exige el traslado manual de la uva en cajas desde la propia viña hasta las puertas de la Villa y desde allí acarrearla hasta la entrada de la Bodega atravesando a pie las calles peatonales en el interior de la muralla medieval de Laguardia. Ya en su interior, en el número 13 de la calle Páganos, el equipo de la Bodega lleva a cabo la selección de uva, despalillado, encubados, bazuqueos, remontados, descubes y prensados, hasta que ya en la fase en la que los mostos se han convertido en vino pasa a sus crianzas y envejecimientos en la sala de barricas en el interior de la propia casa familiar, en sus calados subterráneos y entre las centenarias paredes de tierra y piedra de sillería que domina la construcción de esta Casa-Palacio de Vino de 1619.
Una actividad en la que los visitantes de la Villa, de la Bodega, del Hotel y los clientes del Restaurante, se hacen participes de una tradición que tanta magia desprende, como es la elaboración de vinos.
En definitiva , y como explica Javier Gutiérrez ¨el objetivo es ayudar a devolver al centro de Laguardia su historia, conservando el patrimonio histórico cultural en torno a la elaboración de vino, que con el paso del tiempo se había desplazado a bodegas en los alrededores, fuera ya de la muralla.
En este proyecto, Gutiérrez conjuga el uso de nobles tinas de roble francés, pequeños depósitos de acero inoxidable, ánforas de barro porcelánico así como la revitalización de las olvidadas damajuanas de vidrio, integrando una selección de diferentes materiales para la elaboración de sus vinos.