"La paradoja es que teniendo existencias, no podemos vender tirando precio"
Bodegas Sonsierra, la cooperativa vinícola nacida a principios de los años sesenta en San Vicente y que llegó a tener hasta 260 cooperativistas allá por el año 2004, «atraviesa una situación difícil, no crítica, pero sí complicada», matiza Félix Mato, gerente de la sociedad. Acumula dos ejercicios en pérdidas, dos cosechas almacenadas a las que no puede dar salida bajo las directrices de un precio justo. y una sucesión de circunstancias que profundizan en una herida que empezó a manifestarse años atrás con la pérdida de cooperativistas.
La bodega cuenta actualmente con 130 socios y solo 60 de ellos a título principal. Una merma en el número de cooperativistas que, a juicio de Mato, responde a la falta de relevo generacional que afecta actualmente a las actividades propias del medio rural. Un abandono de explotaciones vinícolas aprovechado, por otro lado, por grandes grupos como Vega Sicilia que de esta forma han logrado introducirse en Rioja Alta al margen de la propia cooperativa.
Sonsierra puso en marcha un proyecto para asumir la explotación de parcelas que quedaban sin relevo general y a fecha de hoy son ya trece las que gestiona la propia cooperativa. Se trata de un parche que suma, pero no es la solución. «Una de las soluciones estaría en la llegada de nuevos cooperativistas», señala Mato consciente de las dificultades que conlleva. Otra de las opciones, sería agarrarse a la figura de «las cooperativas de segundo grado», detalla el gerente de Sonsierra, es decir, iniciar un proceso de integración económica y de gestión» entre dos o más sociedades cooperativas que permita aliviar las economías de las sociedades.
Por otro lado, Sonsierra ha sufrido, como la mayoría de las empresas, los azotes de la pandemia, aunque en el caso de la cooperativa de San Vicente, con una inversión firmado en diciembre de 2019. Y por si no fuera poco, la invasión de Ucrania ha vuelto a jugar en contra de los intereses de la bodega de Rioja Alta. “China, Rusia y Ucrania eran para nosotros unos muy buenos mercados”, detalla Félix Mato, quien suma a esta merma en las ventas el descenso del consumo de vino también en Inglaterra”. En cualquier caso, y ante la dificultad de incorporar nuevos socios, desde la bodega apuntan también a las administraciones públicas.
Mato ve otra solución en la financiación a largo plazo pero también surgen los peros. “La banca no da dinero con dos años de pérdidas y las administraciones no están demostrando la sensibilidad que consideramos necesaria mediante ayudas”, algo que según sus propios datos sí está ocurriendo en otras denominaciones como Rías Baixas, donde incluso se han promovido ya cooperativas de segundo grado. “Fijamos población, pero parece que no existimos”, asevera el gerente de Sonsierra.
Evidentemente, el problema de liquidez al que se enfrenta la cooperativa de San Vicente “está siendo aportado por los socios”. Se da en este sentido la paradoja de que teniendo existencias en bodega, “no podemos vender tirando el precio y mucho menos por debajo del coste de producción”, concluye.